Colombia está ante una oportunidad histórica de darle a las regiones el lugar que han merecido; por medio de la distribución equitativa de vacunas.

Por: Didier Tavera Amado.

Director Ejecutivo de la Federación Nacional de Departamentos (FND).

 

La Plaza de Bolívar en la capital es importante para Colombia como también lo es el Parque Centenario en Ibagué, el Cristo Petrolero de Barrancabermeja, la playa de El Morro en Tumaco o la Reserva Natural Tanimboca en Leticia; no existe un país sin su territorio, y por eso no tendremos reactivación económica si no asumimos el desafío de aplicar de manera racional y equitativa el Plan Nacional de Vacunación.

Si bien es cierto que la pluralidad de los 114 millones de hectáreas que componen la geografía nacional y la compleja topografía e hidrografía que atraviesa la región constituyen un auténtico desafío para desplegar este Plan, no hay excusa alguna para no garantizarle a los ciudadanos su derecho a recibir oportunamente la vacuna contra el Covid-19.

Por eso, este ejercicio supone un esfuerzo en donde es necesario ponerlo a salvo de controversias y enfrentamientos políticos inútiles. En ese sentido, es importante recalcar las capacidades con las que cuenta el país y su sistema de salud.

Como en la mayoría de los países de Latinoamérica, las acciones de vacunación en Colombia tienen sus inicios en la década de los años 60, así como el fortalecimiento del sistema a partir de 1974 cuando se comenzó a tecnificar y mejorar los lineamientos para la gestión y administración del Programa ampliado de inmunizaciones – PAI-, un programa reconocido como exitoso y que hoy es una fiel muestra de las capacidades de vacunación de nuestro país. Precisamente, es esa experiencia la que permitirá el éxito del ambicioso Plan de Vacunación contra el Covid-19. Lo anterior, teniendo en cuenta que el planteamiento es similar: su adquisición y financiamiento se encuentra a cargo de la Nación, y el proceso de suministro de vacuna estará liderado por las Instituciones prestadoras de servicios de salud (IPS) y las Entidades promotoras de salud (EPS), asumiendo los entes territoriales el papel de garantes y verificadores del uso de los biológicos.

Así, junto al gobierno nacional, cada departamento en el país será clave en el objetivo de llevar la vacuna a 34 millones de colombianos, es decir 70% de los habitantes. Para alcanzar este reto, las gobernaciones y las secretarias de salud de los departamentos ya han venido avanzando en los últimos meses. Bajo los criterios establecidos por el Ministerio de Salud, ya se han desplegado las acciones de alistamiento y preparación necesarias para el proceso de vacunación. Las entidades territoriales han identificado las necesidades en materia de recursos humanos, equipos e inspección y vigilancia, y actualmente, trabajan 24/7 en el fortalecimiento de la infraestructura necesaria para reponer, mantener y mejorar la cadena de frio, los sistemas de información (redes, equipos, software), la disposición de insumos y los equipos de comunicación y transporte.

Cobijados bajo una estrategia común, la Procuraduría, la Contraloría y la Defensoría del Pueblo han invitado a participar a la Federación Nacional de Departamentos (FND) en la tarea de acompañar a las diferentes regiones en el suministro de las vacunas. La FND, fiel a su misión, asumirá la responsabilidad de integrar y articular a las 32 regiones en la labor mayúscula de inmunizar la población frente al virus. Esta tarea es asumida con compromiso y la rigurosidad técnica que demandan los tiempos actuales y responde a la naturaleza transversal de la entidad, al estar orientada hacia el desarrollo y descentralización del territorio; que debe participar siempre como un garante para la equidad que demanda el proceso en cuestión.

Consecuentemente, además del voltaje o especificaciones técnicas que demandan las bodegas de ultracongelación, el calibre y grosor de las agujas, el número de claúsulas que impongan las farmacéuticas o el sistema operativo que requiera la aplicación Mi Vacuna, el principal reto en este momento seguirá siendo el de responder a los desafíos -en algunos casos, bastante agudos- que plantean las diferencias entre el centro y la periferia territorial y las disparidades entre lo urbano y lo rural.

Con esto en mente, en medio de un escenario sin precedentes como el actual, la solución radica en la unidad, la cooperación y el trabajo en equipo, no sólo de todos los niveles de gobierno sino de la sociedad como un todo. Colombia está ante una oportunidad histórica de darle a las regiones el lugar que siempre han merecido; por medio de la distribución justa y equitativa de las vacunas.

Aspectos como la unión y el liderazgo, hoy más que nunca, juegan un rol esencial para que Colombia pueda pasar de una vez por todas la dolorosa página de la pandemia y pueda alcanzar, de manera estructural, la anhelada reactivación social y económica.


Publicado en Portafolio.co